sábado, 23 de mayo de 2015

Conociéndome II: “Lo peor de mí”



Se que una de las cosas que mas detestamos es hablar de los aspectos negativos de uno mismo, porque claro, es lo que menos nos gusta reconocer, por lo tanto lo que más tendemos a ocultar, a esconderlo debajo de la alfombra, hasta llegar al punto de verlo como ajeno y no como algo propio. Son esas pequeñas cosas que sacan de quicio a quienes nos rodean y, a veces, a nosotros mismos, aquello que debemos cambiar y que por alguna razón (llámese inconsciencia o estupidez humana), lo volvemos a hacer, cayendo así en el círculo vicioso conocido como hábito.

Sin más preámbulos y pasando al tema en cuestión, a modo de mea culpa y toma de conciencia, les paso a contar aquellas cuestiones que encabezan el top 10 de cosas que me rompen soberanamente las pelotas de mí:

1)  Calentona: Soy extremadamente irritable, sobretodo cuando me joden con determinados temas, los cuales considero mi talón de Aquiles.

2)  Preocupona: Es algo que no puedo controlar (y lo que más arraigado tengo). No puedo evitar el hacerme la cabeza por pequeñas boludeces y ahogarme en un vasito de agua.

3)  Procrastinadora: De tal palo tal astilla, mientras más lo patee mejor.

4)  Colgada: Pff, si me habré comido puteadas por escuchar/hacer cualquier cosa...

5)  Malhumorada: A diferencia de la 1º es algo que no me sucede tan a menudo, pero se me pasa rápido, al igual que la calentura.

6)  Inconsistente: Otra de las cosas que vengo mejorando y espero que no me pase con el blog y lo termine dejando tirado D: .

7)  Indecisa: Uy este tema... me persigue desde que nací y se que a quienes me rodean también, pocas pibas son tan indecisas como yo, les juro.

8)  Conchuda: Yo no lo considero una de mis falencias... pero bueno, los demás si, porque les jode a ellos y reconozco que a veces a mi también (pero solo a veces, cuando me da lástima la otra persona)

9)  Verborrágica: Suelo hablar más desde mi parte emocional que la pensante y bueno... cuando termina ganando la batalla la primera y la segunda da un paso al costado, la termino cagando sin querer, aunque lo bueno es que lo reconozco y pedí perdón cuando debía (Punto para la Jett ;) )

10) Honestidad brutal: Es mi favorita y mi arma de doble filo. Sin filtros y sin medir las consecuencias de mis palabras, muchas veces hirientes/malinterpretadas por el resto, pero a veces (contadas con las manos) me doy cuenta antes de mandarme el moco (otro puntazo de la Jett).



¿Por qué, se estarán preguntando, decidí exhibir mis defectos a lo largo y ancho de este mundo a través de internet? Lo hago sin ningún que otro fin, mas que el probarme a mi misma que soy consciente de aquellos defectos enumerados anteriormente (y de otros que faltan), porque, son estas pequeñas cosas las que ayudan al crecimiento personal. Aparte, el hacerse cargo no es moco de pavo, ya que no es tarea fácil hurgar dentro de uno, ver todo eso que uno NO quiere, sus miserias y heridas, pero es algo que en mi humilde opinión, vale la pena perseverar y no les digo que van a eliminarlo de cuajo, porque siempre van a estar ahí, sino que esto nos ayuda a minimizarlo para que el número de metidas de pata se mantenga en lo más mínimo posible.

viernes, 22 de mayo de 2015

El amor es soportar la mierda del otro


Ay, el amor, el amor... hay miles de cosas para decir acerca de él. Nos hace tan felices como miserables, puede ser correspondido como no (el 2ª caso suele ser el mío), a veces termina bien, mal, o no tiene fin; despierta lo mejor, o lo peor de uno, pero pese a sus pros y contras, lo buscamos incansablemente.
¿Por qué? Porque no hay nada más lindo que sentirse amado por otra persona, sean tu familia, amigos, chongos/as (bueno novio/a sería en ese caso :P ) en fin, estoy divagando, pero recuerden que es viernes y mi cabeza está en cualquier lado, menos donde debería... no es porque me voy de joda, como cualquier piba normal de mi edad lo haría, sino justamente por el maldito/bendito amor, o en este caso amodio, que es la palabra que mejor se amolda a lo que estoy sintiendo.
Ustedes quizá lo saben tan bien como yo, pero el amor sin el odio no puede existir, son esos antagonistas complementarios que por alguna extraña razón coexisten en nuestro interior, lo cual no me gusta, porque no me gustan los extremos (sobretodo estos dos), soy una persona que tiende a buscar el equilibrio, pero como también es sabido, cuando se trata del corazón, el cerebro no pincha ni corta, o mejor dicho, lo ignoramos aun sabiendo que nos va perjudicar, que vamos a sufrir como giles, no le damos cabida y bueno... así nos va, corrección así ME va.
Creo que no hay definición más correcta del amor que este título (grande Violencia Rivas, tenés la posta ♥ ) porque si uno se pone a pensar es así, es soportarse mutuamente, fumarse cuando está imbancable, putearlo cuando estás de malhumor, pegarle cuando te dice algo que no debería (esa es muy mía) pero por otro lado, si no lo cargoseas cada dos segundos, si te ignora o tarda dos segundos en contestarte, lo/a extrañas, querés llenarlo/a de besos, abrazarlo/a hasta que no pueda respirar y sacás tu lado mas tierno... pero claro, cuando se te pasa la bronca de que no te da bola, porque ahí arde troya y te dan ganas de mover cielo y tierra para encontrarlo y mandarlo a la re putisima madre que lo re contra mil re parió a ese/a hijo/a de tres mil millones de putas, lo odiás, lo cargoseas peor, te re mil haces la cabeza y flasheas que te está cagando, todo eso en un fucking minuto que por ahí largo el cel para ir al baño pero nunca JAMÁS se nos va a ocurrir eso primero ¿no? Siempre tendemos a pensar lo peor.
En resumen, el amor es hermoso siempre y cuando puedas encontrar a alguien que se banque todo eso y mucho, pero muchisisisimo más.

I just don't fucking get it! (producto de una noche de insomnio)



Y si, estoy en esos días en los que no me entiendo ni yo, en los que no sé que carajos quiero, en esos en los cuales estoy estancada como nunca pensé que iba a estarlo y el hecho de que esto me esté sucediendo tan a menudo, no me estaría agradando ni tres mierdas...
¿Qué es básicamente lo que no entiendo? A LAS PERSONAS, nunca creo que podría entender a alguien, primero porque no me entiendo yo y segundo porque la gente cada vez está más rara. No entiendo como la gente puede ser tan histérica, insoportable, infumable a tres manos, ni mucho menos a esa gente que los mueve la maldad, la bronca y el odio hasta el punto de martirizar a aquellas personas que en tiempos dorados, los hizo tan felices, sean amigos o lo que fuere.
No se si es porque yo soy bastante buenuda (más BOLUDA que otra cosa) pero para mi las cosas son de frente manteca, así de una, digo lo que tengo que decir,  a quien se lo tengo que decir, en el momento que creo yo, es más conveniente, es decir, cuando las cosas se enfriaron un poco y a otra cosa mariposa, sin rencores ni nada por el estilo. Pero claro, el problema es que nunca lo digo con las mejores palabras y, como suele pasarme el 99,9% de las veces, termino embarrándola peor, aunque claro, ¿qué culpa tengo yo de que vos no me entiendas? Y la otra persona podría decirme lo mismo  ¿no? ¿Y no tendría razón en decirlo? A veces si, a veces no.
En fin, después de una noche en la que prácticamente no pegué un ojo, todo lo dicho anteriormente me parece tan razonable como el color del cielo y antes de que ustedes lo digan/piensen azul, es que este amor es azul como el mar azul (ok no ._.)

jueves, 21 de mayo de 2015

La historia de mi vida...

"Por algún motivo se había creado ilusiones románticas con él y en esas ilusiones él se interesaba por ella. Se interesaba por ella, con todos sus defectos. Se interesaba por ella sin otros objetivos.
Era SU culpa. Él había desatado algo en su interior que no habia conicido antes, y había estado muy cerca, peligrosamentente cerca, de tocar algo tan profundo que ella no sabria reconocer; así y todo habia pensado que se poria enamorar de el facilmente. Entonces, ¿qué pasaba? ..."
Corazón del Mar - Nora Roberts aka tengo la posta y te kb

Mirame (19/05)



Mirame a los ojos y escuchame, tengo cosas que decirte y no se como, me cuesta encontrar las palabras adecuadas, sobretodo cuando se trata de mi corazón. Solo quiero pedirte que por una vez, veas mas allá de tus ojos, que hurgues dentro mío, hasta llegar a mi ser.
¿Qué ves? Mis miedos, incertidumbres, metas, logros, frustraciones y emociones... todo eso es lo que me hizo quien soy, todo lo bueno y malo que hay en mí se lo debo a mis cicatrices ¿las ves? ¿Viste cuantas son y cuántas faltan por sanar?
No, no me pidas perdón, no es tu culpa, la culpa la tienen los otros hijos de puta cagadores, que me hicieron mierda, que doblegaron mi espíritu, que rompieron mi alma, que se pasaron mi amor, por el forro de las pelotas que tenían de adorno, no vos...
Vos tenés tus cosas, tus defectos y virtudes, tus errores y aciertos, al igual que yo. ¿Ahora entendés porque me pongo nerviosa cuando te tengo cerca o se me enreda la lengua y digo un manantial de pelotudeces, en vez de aquello que en realidad quiero decirte? Solo te pido que me aceptes , más allá de todo, que puedas amarme, sin condiciones, restricciones o impedimentos, sin reglas ni barreras, como yo a vos, que estés conmigo hasta el final, que nos demos todo, que lisa y llanamente seamos felices ante todo, que estemos juntos aunque el mundo se nos venga encima.

Conociendome (19/05)

En este momento, mientras cocinaba en piloto automático, totalmente absorta en millones de pensamientos, de golpe, uno de ellos me atravesó como un rayo “¿Qué es lo que no te deja escribir? ¿Qué es lo que te detiene? Vos, solamente VOS”. Al principio no lo entendí pero cuando salí al patio para deleitarme con una dosis de nicotina, más para aclarar mis ideas que por el simple placer de hacerlo, entendí todo. Yo siempre supe que si hay algo que amo más que leer, es escribir, no porque quiera guita o reconocimiento, sino por el simple placer de escribir, del desahogo, el orgullo y la felicidad que te da el sólo hecho de ver el producto terminado, el saber que hay alguien detrás del monitor que puede o no sentirse identificada/o con tus palabras y por sobre todas las cosas, esa complicidad tácita que hay entre escritora y lectores.

Hasta acá todo perfecto, pero ¿el problema? La boluda que les escribe, esa pendeja SIEMPRE es el problema ¿no? Y si, así es, la cuestión en sí, es esa parte de mi, terriblemente fría, calculadora y perversa que está al asecho, esa porción que espera que fracase para decirme “Te lo dije!” con su sonrisa felina, una expresión pícara y jocosa en el rostro (si, de esas que te da ganas de romperle la ñata), con anteojos similares a los míos y una lima para afilar día y noche sus largas y delicadas uñas.

A todo eso, sumen mi terrible indecisión, mi pudor, mi vergüenza, mi derrotismo anticipado ante las más nimias cuestiones, tapando mi verdadero yo... no es una buena combinación, claro que no. Esos son mis demonios a vencer, y cada día se libra dentro de mí, una batalla que a veces gano y otras no. Así fue siempre, toda mi vida y en lo que a mi respecta, así será, pero me reconforta día a día saber que con mi constancia y una pequeña ventaja de batallas ganadas a mi favor (admito descaradamente que así es), estos asfixiantes y acaparadores demonios se van achicando para dar paso a mis virtudes, que dicho sea de paso, sean pocas o muchas, son aquellas que algún día, alguien tan descabellado como yo, podrá ver, más allá de mis defectos y apreciar lo que hay debajo de todo eso, mi verdadera esencia.

Advertencia: La Jett se pone melosa

Hoy, un lunes como cualquier otro, mientras barría frenéticamente el patio (porque eso hago cuando estoy enojada/inquieta, me desahogo limpiando), me di cuenta de que para estas fechas me estaba enterando de que sería hermana de una pequeña criaturita llamada Emma, que si me permiten decirlo (y si, quien me lo va a prohibir ¿no?) siempre lo tuve como nombre de mascota, porque me recordaba a mi perra, y si, un poco feo decirlo, pero bueno, es lo que yo pienso, no tengo porque negarlo...
La cuestión es que hace un año aproximadamente, cuando me enteré de esta noticia, no lo tomé de la mejor manera ya que mi relación con mi viejo no era precisamente la mejor, no es que alguna vez hayamos sido inseparables, pero digamos que estábamos, lisa y llanamente como el orto. Recuerdo haber estado enojada, de haber llorado de bronca, pena y tristeza por el simple hecho de que nunca iba a poder verla, de que me iba a perder verla crecer dentro de la panza, sentir sus pataditas, darle de comer, cambiarle los pañales y esas pequeñas cosas que disfrute de mis otros dos hermanos, más de mi hermano que de mi hermana porque tenemos un año de diferencia (pero ese no es el punto).
Pasaron los meses, yo rendí las materias que me quedaban del secundario (las aprobé putas :D ) y justo el día que había rendido 2 de esas 3, tuve un accidente (nada grave, solo unos moretones y rasguños, pero fue un momento terrible) del cual mi viejo se entera y decide hablar con mi hermana por whatsapp para ver que había sucedido, a partir de ahí hablamos algunas veces esporádicamente y para fin de año decidí que era un buen momento de reencontrarnos y aclarar las cosas, así que la tarde del 31 de diciembre, con muchos nervios y expectativas me dirigí a la casa de mi abuela, donde sabía que iba a estar. Ahí me reencontré con mi abuela, nos pusimos a charlar, nos actualizamos, tomamos mates, y luego de un rato me entero que estaba llegando con su pareja y mi hermanita y todos esos nervios que daba por disipados volvieron a mí con más intensidad que antes. Claramente no, no iba a cagarme y volver a casa, ya había ido, así que me la banqué como una lady y dije “ya fue, va a ser lo que tenga que ser”. Me quedé unos minutos más encerada en la que alguna vez fue mi pieza (y que ahora, por cosas de la vida, volvió a serlo) con la intención de calmarme, de recobrar la compostura y por sobretodo, para no llorar.
Escucho que llegan, sus voces, el traqueteo de los bártulos y mis nervios se acrecentaron como si estuviera a punto de rendir en el colegio; se me hizo un terrible nudo en la garganta y sentía el estómago revuelto, así que en un intento desesperado por tranquilizarme, respiré profundo una… dos… tres… y cuatro veces y salí al patio con mi mejor sonrisa al grito de “hola, llego por quien lloraban” (si, una pelotudez, pero funcionó para romper el hielo). De pronto se hizo un silencio de iglesia, las risas de sus rostros pasaron de muecas de asombro al llanto, yo sin entender, sin saber como reaccionar, me acerqué con cautela y como si fuera una nena otra vez, corrí a los brazos de mi papá en busca de sus abrazos asfixiantes pero llenos de una ternura inconmensurable, que solo él sabe dar. Lo vi llorar por segunda vez ( la primera fue cuando nos fuimos de la casa de mi abuela y mientras lo escribo lo recuerdo con claridad y siento esa punzada en el estómago que solo te da ese recuerdo que te parte el alma) pero esta vez fue de felicidad, lo cual me alivió de sobremanera, luego vi a Sandra, el gran amor de mi viejo que aunque me cueste admitirlo, es la verdad, la ama casi tanto como a River, así que imaginate… la abracé también y por último el plato fuerte: Emma. Nunca pensé que una gorda yegua de 3 meses (en ese momento, ya casi va por el octavo) me iba a poner tan, pero tan nerviosa… así que ellos leyéndome la mente, me acercaron el cochecito donde ella estaba muy panchamente acomodada y la vi, nuestros ojos se encontraron y nos miramos como si nos conociéramos de toda la vida, como si ella me hubiese reconocido y en ese momento, no recuerdo quien dijo “Emma, esta es tu hermana mayor Agustina”. Ella, como entendiendo aquello que le dijeron, me dedico esa súper sonrisa que me derritió el corazón y me llenó el alma de paz. Me olvidé de todo, de los nervios, de la bronca, de mis preocupaciones y sin saber que hacer me preguntaron si quería tenerla en brazos, yo asentí, porque no podía hablar, de golpe me quedé muda (increíblemente, es muy difícil dejarme sin palabras) y una vez en mis brazos la abracé con ganas de no largarla nunca más, ella se acurrucó en mi pecho, se puso cómoda (como si fuese una cama de golpe jajaja) y cuando el momento hubo pasado, las risas volvieron, todos hablaron unos encima de otros, recordamos viejas anécdotas y pasamos una buena noche llena de armonía y paz.
A día de hoy, soy una hermana mayor híper mega archi re contra babosa de la enana y feliz de saber que tengo tres hermanos que me quieren y yo a ellos, porque al fin y al cabo, son mis hermanos, con los que me peleo, puteo y vuelvo a putear, pero nadie y repito NADIE más que yo sabe cuanto los adoro y todo lo que soy capaz de hacer por ellos. Porque ellos me hacen felices, día a día, sin saberlo o por lo menos, sin ser conscientes de hacerlo. Porque ellos me van a acompañar el resto de mi vida, cuando mis viejos ya no estén más y porque, como dice mi vieja “siempre van a ser mis bebes” aunque estén todos arrugados como pasitas de uvas, mis bebes, al fin y al cabo...

sábado, 16 de mayo de 2015

Problemas existenciales: Hoy, la perfección.

Hoy mientras leía (o al menos eso intentaba) Corazón del Mar, el último libro de la Trilogía Irlandesa de Nora Roberts, muy buena por cierto, tanto la escritora como sus trilogías; tenía algunas cuestiones que no dejaban de darme vueltas en la cabeza mientras devoraba rápida y frenéticamente las páginas de estos libros: 
  •  Nunca entendí y creo que no entenderé porque las personas se empeñan en buscarla perfección, es decir ¿qué ganarían encontrándola?
  •  ¿Cuál es el objetivo de encontrar la perfección?
  • Y por sobre todas las cosas, en caso de encontrarla ¿Esperan que al conseguirlo, su nueva vida, sea algo así como un final felíz de Disney con su románticamente empalagoso "Y vivieron felices para siempre"? 
Y si, todos, o la gran mayoría de ustedes, buscan la perfección, lo cual a mi criterio es al divino pedo, pero bueno, allá ustedes que creen en esa gilada... y no, no me volví anti-romance ni nada por el estilo, me considero una mujer por demás romántica, pero quienes me conocen, saben que como toda virginiana hecha y derecha (y si, orgullosa de serlo, no tengo pudor de admitirlo) también soy realista, en grandes proporciones lo que me ha metido en grandes embrollos pero también me ha salvado, confieso, en más de una vez, de terminar con el corazón roto. En fin, estoy divagando, la cuestión es que hoy, entre mate, puchos y libros me puse a desglosar estas preguntas que me han atormentado durante largo tiempo y que espero, ustedes entiendan a que quiero llegar e intentaré de la mejor manera tratar de expresar mi punto de vista (algo bastante complicado, ya que nunca se me dió muy bien) pero  quien dice que me lleve una sorpresa ¿no? 
A ver, a mi entender, en caso de que tal cosa como "el final feliz" existiese y tuviesemos el alcance de conseguirlo , yo elegiría no tenerlo (WTF?), si así como lo leen, no quiero tal cosa como la perfección, no la necesito, no aspiro a encontrar a alguien perfecto, o al príncipe azul, como también se lo suele llamar, prefiero a alguien real, con sus virtudes y defectos, porque a decir verdad, a lo largo de mis dos décadas he descubierto que es más fácil aceptar a alguien tal cual es, que querer cambiarlo, amoldarlo a lo que espero que sea, porque para ser sincera, no se puede ni se debe querer cambiar a alguien a quien querés/amás, por el siemple hecho de que es injusto para con el otro.  Además, ¿quién soy yo para imponer tales cosas? soy una simple mortal con virtudes y defectos, al igual que quienes me rodean ¿no? y el hecho de cambiar aquellas cosas que detesto no me permitiría apreciar aquellas cosas que hacen que quiera a esa persona, mataría su escencia, y me terminaría aburriendo tarde o temprano, porque eso sucede con la perfección, nos aburre o sospechamos que detrás de eso se esconden enormes defectos que pujan por salir a la luz, desconfiamos de eso que creemos que se asemeja a nuestro concepto de perfección, porque (ese es otro punto importante, a mi entender) todos y cada uno de nosotros tenemos un concepto de perfección distinto, otra conclusión a la que llegué estas últimas semanas.
Para redondear, sin imperfección no hay felicidad, porque al encontrar tal cosa, no la apreciamos, no la valoramos, no la cuidamos y terminamos por decepcionarnos al no encontrar tal cosa, ya que al fin y al cabo, terminamos idealizando a tal persona al punto de comprar solo la parte que nos agrada.