viernes, 21 de agosto de 2015

No engañes al amor

Y así es como me despierto una vez más buscándote en mis recuerdos, en mi cama por alguna extraña razón que algún día lograré recordar. No es que te extrañe pero... bueno, quizás y solo quizás un poquititito, tal vez por costumbre o porque te quiero, a esta altura debo confesar que me es difícil identificar lo que siento por vos.

¿A quién quiero engañar? No, ya no te extraño, no pienso en vos durante el día ni me desvelas por las noches, ni mucho menos espero ansiosa algún mensaje tuyo... Es así, ya no te quiero, pero si te quise y mucho, pero me di cuenta que no vale la pena esperar algo que difícilmente (por no decir NI EN UN MILLÓN DE AÑOS) va a suceder. Este siempre fue un amor unilateral y lamentablemente, para no perder la costumbre, es el mio.

Vete tu a saber el motivo de semejante desilusión, una atrás de la otra... soy una boluda que ama flashear amor donde no hay, que no sabe discernir amor de chamuyo, que no entiende, ni quiere entender pareciera a veces, que no todo el mundo ama de igual manera, algunos simplemente no aman y el destino caprichoso, quiso que fuera un imán de esos tipos.

Porque por más amor que haya de mi parte, si no es correspondido no vale nada. No va a haber futuro juntos, o un felices para siempre esperándonos a la vuelta de la esquina.

No, no estoy tirando la toalla, ni muchos menos, simplemente me cansé de esta situación de mierda. Abrí los ojos y me di cuenta de que en realidad nunca hubo nada

jueves, 13 de agosto de 2015

Desvelo de un corazón roto

-Él está allá, armando su vida y creo que después de 6 meses podrías hacer lo mismo... - Morelia sentada sobre sus rodillas , acomodó por milésima vez ese bendito mechón castaño que cubría sus lagunas color cielo que tenía por ojos. Por su parte, su hermana permanecía inmóvil a su lado, limitándose a observarla en la distancia prudencial; lo suficientemente lejos para no invadir su espacio personal (cosa que le irritaba de sobremanera), pero cerca como para sentir su compañía y demostrarle, de alguna manera, su afecto. Siempre desde su posición, sentada en la cama con las piernas cruzadas al estilo indio.
-¿Vos pensas que yo no quiero seguir adelante? Es lo que quiero, pero me es muy difícil. Pero la realidad es que aquí - señala su pecho con congoja- es como si el tiempo se hubiese detenido, lo sigo amando -afirmó con su dulce y tierna voz, ahora aún más que nunca-. Estabamos juntos cada segundo del día, me daba fuerzas cuando sentía que no podía seguir adelante, me alentaba a perseguir mis sueños, me escuchaba sin queja alguna cuando estaba triste, hasta podía llorar en su hombre si así lo necesitaba. Él me hizo sentir segura, importante, interesante, hermosa en todos los aspectos de la palabra. Mayela -dijo casi con un hilo de voz mientras buscaba sus manos y las entrelazaba, como había hecho mil veces cuando chicas - decime... decime como hago para arrancarlo de mi -una lágrima traicionera logra escapar de sus ojos- explicame cómo lo olvido, sabiendo que lo necesito con cada parte de mi ser, con cada poro de mi piel -otra lágrima rueda por sus mejillas- ¿cómo voy a poder olvidarlo, o mejor dicho superarlo siquiera, sino hay momento del día en que no este presente en mi mente? Como... - Y ahí sin poder evitarlo, se desmoronó por completo y lloró. Lloró con todas sus fuerzas, con la esperanza de que esa agua salada que salía de sus cuencas, actuara como bálsamo para sanar las heridas de su  maltrecho corazón. Aunque esta vez sabía bien, no bastaría. Solo él podía alejarla de ese mundo oscuro y hostil que la envolvía en el día a  día, pero ya era tarde.
Él se había ido. Ya se había ido, su decisión estaba tomada y ya no había vuelta atrás...

martes, 4 de agosto de 2015

La ciclotimia y yo... (pte 1 de tantas)

Acá estoy por enésima vez sentada en la cocina, tomando mates, observando un punto fijo como si mi vida dependiera de ello y relojeando el celular de tanto en tanto con sumo desinterés. Si bien esto suena como una típica escena de mi vida, por alguna extraña razón siento que hay algo que no encaja, y presiento que soy yo.
 Me siento rara. Siento un nudo en la garganta que ni toda el agua del mundo bastaría para hacerlo bajar. La cabeza me duele, tengo el corazón extremadamente sensible, frágil. La vista se me nubla, avisándome que está al límite, que en cualquier momento alguna lágrima traicionera va a escaparse de la prisión que son mis párpados. Un constante escalofrío recorre cada centímetro de mi piel de manera constante, helando hasta los lugares más recónditos de mi piel.
 ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué tengo unas inmensas ganas de llorar hasta que se oculte la luna y retorne el día? Hasta hace unos minutos me encontraba bien ¡de verdad!; siento hora tras hora, día tras día recorro todos los estados de ánimo sin escalas, sin previo aviso... es una locura, lo sé, ni yo comprendo esta situación, pero no se preocupen no busco comprensión propia o ajena, con conocer la raíz del asunto me basta.

#MartesAMano III