viernes, 25 de septiembre de 2015

Problemas existenciales IV: El arrepentimiento no está en mi diccionario

Todos cometemos errores. Algunos logran aprender de ellos, para no volver a repetirlos, pero por alguna razón que desconozco, admiten avergonzados y con la cabeza gacha, que se arrepienten de aquello que hicieron. Ahora yo pregunto: ¿por qué y de qué arrepentirse?.
Desde que tengo uso de razón y capacidad de habla, mi manera de ver el mundo fue cuestionada y día a día tuve que fumarme a los adultos de ese entonces, tirar frases como "es chica, no sabe lo que dice" o "cuando seas grande te vas a arrepentir de las pavadas que estas diciendo". Déjenme decirles que con 21 años recientemente cumplidos, estoy en una etapa en la que no soy ni adulta, ni adolescente, como que estoy en el medio y es una mierda, pero como me importa tres carajos lo que esa clase de personas piense de mi, voy a hacerle justicia a la niña que alguna vez fui y voy a disfrutar cada una de las siguientes palabras que a continuación voy a tipear:
NO ME ARREPIENTO DE HABERLES DISCUTIDO HASTA EL CANSANCIO, QUE LA EDAD NO SIGNIFICA NADA, QUE TANTO CHICOS COMO ADULTOS PUEDEN EQUIVOCARSE. NO ME ARREPIENTO DE DECIRLES MIL VECES QUE "PORQUE SI/PORQUE NO" NO ES UNA RESPUESTA, YO BUSCABA UNA EXPLICACIÓN PORQUE NO ENTENDÍA, NO QUE ME BOLUDEARAN. TAMPOCO ME ARREPIENTO DE ESAS PREGUNTAS INCÓMODAS, COMO EL DÍA QUE PAPÁ SE FUE, YO MIRÉ A MAMÁ A LOS OJOS Y LE PREGUNTÉ "¿POR QUÉ LLORÁS? SI VOS NO LO QUERÍAS" NI MUCHO MENOS DEL CACHETAZO QUE ME METIÓ, PORQUE ANTE ESAS PREGUNTAS, SEAN DEL TIPO QUE SEAN, ESA SOLÍA SER LA RESPUESTA Y A VECES COSAS PEORES...
No me arrepiento de mis errores, porque no solo demuestran experiencias vividas, el tener los ovarios de intentar, probar, equivocarse y tener algo que recordar, no me arrepiento ¿saben por qué? porque esos errores, me hicieron la persona que soy y arrepentirme de lo malo sería avergonzarme, por así decirlo, del camino recorrido, de mi pasado, de mi vida entera y sería injusta conmigo misma el hacer algo así.
Muchos quisieran volver el tiempo atrás para arreglar esas cagadas, yo todo lo contrario. Se que no puedo cambiar el pasado, ni lo bueno, ni lo malo, solo me queda abrir esas viejas heridas del alma, procesarlas, entender que y porqué pasaron aquellas cosas, comprender que no fue mi culpa y aquellas que si lo fueron, hacerme cargo. No pude ni voy a poder cambiar lo sucedido, pero está en mi incorporar estas lecciones para no volver a repetirlas el día de mañana, porque el futuro si puedo cambiarlo, porque es mio y está en mis manos.

martes, 22 de septiembre de 2015

#MartesAMano 22.09



En honor a Joan Jett, una de mis cantantes favoritas! Y un tema que me encaaaaaaaanta: A little bit of heaven.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Precipicio de amor II

-¡MORELIA!- la morocha que respondía a este nombre quedó petrificada al escuchar esa voz. Si, era él. Nunca olvidaría esa voz, ni en un millón de años. Era él, el dueño de sus lágrimas, corazón y pensamientos. Su mundo entero estaba corporizado en un joven rubio de ojos color pardo, complexión atlético y alto como un rascacielos. Mientras veía como se acercaba lentamente, sin apuro, comenzó a recordar todas las cosas que alguna vez vivieron. Esas risas hasta la madrugada, las charlas sin sentido, cuando todo estaba bien. Lo seguía amando, claramente, no cabía la menor duda de eso. Su pequeño rostro cubierto por unos grandes y gruesos anteojos cuadrados, comenzó a empañarse. Sus carnosos labios dibujaron una mueca de sorpresa y sus mejillas se tiñeron de un rojo escarlata a juego con su boca.
-Hola...- fue todo lo que pudo pronunciar ella, casi sin voz ni aliento.
-Hola- contestó agitado, sin saber porque. O mejor dicho, lo sabía, muy en el fondo, pero hasta ese momento no había tomado consciencia del lugar tan importante que ocupaba esa piba en su vida. Una persona tan racional como él no podía comprender el amor y todo lo relacionado a ello, pero en ese instante, en ese preciso instante, al mirar sus ojos café notó que ella también sentía eso. Esa chispa, magia, amor, todo eso y tantísimo más...

viernes, 11 de septiembre de 2015

Nunca jamás...

Con el correr de los días, noche tras noche, no hacia otra cosa que evocar su sonrisa, sus besos y su aroma el cual por fortuna quedaba impregnado en casa poro de su piel, consecuencia de permanecer, tanto como le era posible, entre sus brazos. Aunque, en días melancólicos como este, donde lo extrañaba al punto de llorar, reír, gritar, putear, atravesando todos los estados de ánimos, sin escalas y al mismo tiempo, una locura, claro, pero el amor es así...
Ella era consciente, que el haberlo visto en su cama al despertar era un gran error. Se estaba enamorando de la persona equivocada, lo sabía de antemano, pero el corazón nunca escucha la razón y esta vez no fue la excepción. No sabía que pensamientos escondía ese hombre de cabellos rubios, pero por alguna razón, ese ser tan impredecible como nadie, la tenía fascinada, hipnotizada como una idiota, o por lo menos así se sentía ella.
Rogaba que esto no fuera un sueño, por lo que sin pensarlo dos veces, pellizcó su brazo, liberando un pequeño y agudo quejido de sus labios, ruido que despertó a su amado. Ella se ruborizó y permaneció inmóvil hasta que él rompió el silencio.
-Hola... - dijo refregándose los ojos- ¿dónde estoy y por qué me miras así?.
-Estás en casa- dijo lo más holgada- Y te miro, porque se me antoja, no tengo que pedirte permiso ¿o si?. Le sorprendía verla tan suelta cerca de él, parecía otra chica, pero aún más le sorprendió ver que estaba vestida con nada más que su buzo, cosa que obviamente lo hizo babear, ni hablar cuando la vio dirigirse a la cocina... adoraba todo de ella y como un idiota la dejo ir. "Nunca más... nunca jamás".
Por primera vez sus corazones estaban en sintonía desde que se conocían, pero claro, ellos aún no lo sabían... tan solo si se animaran, si no tuvieran miedo, serían algo más, serían todo, aunque inconscientemente, lo eran, todo el uno para el otro...
-Te traje café y... bueno, tostadas... yo...
-No me digas nada, te olvidaste de ir a comprar ¿no?
-Si, ¿tan predecible soy? ¿en serio?.- Ambos rieron hasta las lágrimas. Pensaron que iban a sentirse incómodos en esta situación tan cotidiana, cosa a la que ninguno de los dos esta habituado. Siempre vivieron solos y uno se (mal)acostumbra a esa vida.
-¿Qué estamos haciendo?... - Dijo él para sus adentros, cosa que no paso inadvertida para ella.
-¿A qué te referís?- Exclamó casi perforándolo con la mirada. Naturalmente, lo percibió.
-Porqué será que nunca pudimos pasar momentos como este y ahora de un día para el otro, todo surge tan natural...
-Y...
-¿Y, qué?- preguntó un tanto irritado.
-¿Qué opinas de esto, de qué estemos así, compartiendo cosas? Además de la cama, claro...
-Que lamentablemente para vos, vas a tener que comprar más seguido, porque pienso quedarme todas las mañanas acá con vos.- Besó su frente e hizo énfasis en vos. Ella quedó muda y solo pudo atisbar a sonreír, estaba encantada con la idea. Y esperaba que no lo dijera al aire.
Aunque moría por decirle que si por ella fuera, podía quedarse el resto de su vida, temía que él volviera a su actitud de antes, cosa que bajo ningún punto quería que así fuera, y todo el progreso logrado se fuera por el desagüe. Además, amaba verlo tan desenvuelto, tan divertido, tan él... Amaba escucharlo embelesado, totalmente sumergido en su mundo cuando se perdía en sus narraciones, en sus recuerdos, sentía que día a día iba logrando que él baje sus defensas. No tenía idea del motivo de su distancia con ella, pero se lo propuso averiguarlo y por dios que o iba a hacer, necedad era su segundo nombre, aunque claro, sin presionarlo.
Por otro lado, el estaba felíz de verla tan radiante, aunque no recordará lo que sea que haya sucedido la noche anterior, le encantaba lo que se estaba gestando entre ellos dos. Si bien era distante con ella, estaba enamorado y tenía miedo de darlo todo y volver a sufrir...
Él también sabía en lo que se metía y que nunca le había prometido flores, rosas y un para siempre... pero por primera vez en mucho tiempo, lo va a intentar porque quiere un final feliz pero solo si es con ella.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Precipicio de amor...


Ese andén, lugar donde sus ojos volvieron a cruzarse, se convirtió en el escenario de una obra que ambos protagonistas daban por terminada, pero no, solo fue un break , un descanso, un hasta luego, sería más exacto, aunque no basta. Cualquier transeúnte que pasara por allí, hasta el más necio y despistado podía sentir como a medida que estos dos se acercaban, esas cenizas, que alguna vez fueron el fuego más ardiente y abrasador, se reagrupaban en brasas que amenazaban con volver a arder con cada paso que daban. Esa atracción que tanto luchaban por negar, esconder, ocultar, estaba allí latente. Era tan real y tangible, como el banco en el que se hallaba sentada, pues tuvo que hacerlo, sus piernas temblaban cual gelatina, sentía que iba a desmoronarse en cualquier momento, era muy fuerte el impacto que el causaba en ella. ¡SI SI Y SI! todos esos sentimientos que daban por enterrados brotaron como las flores en primavera, su amor por él estaba allí, intacto, como si su sola presencia pulsara un botón dentro de ella, dejándola sin habla y anulando uno a uno sus pensamientos y si eso no es amor, entonces yo no se que lo es...