A grandes rasgos, soñé que llegaba a casa y había alguien cocinando
Él frente a esto, abraza mi cintura (momento perfecto para aspirar su perfume, oh si ;) ) me sostiene la mirada y deposita tres besos; el primero en la frente, con suma dulzura, el segundo en la nariz con mucho cuidado, el tercero en los labios, de alguna manera que solo en un sueño encaja, respondiendo a mi tácito deseo de no separarme de su lado, demostrándome no con palabras, si no con uno de esos besos que te arrancan el aliento, te dejan sin palabras, que arrancan un jadeo desde lo más profundo de tu alma y lógicamente, te dejan muy en claro que tampoco quiere irse, que vino para quedarse.
Pero lo que más me llamo la atención (lo que más me gusto y me empujó a redactarlo), fue su mirada, porque en ella pude ver un amor tan grande que me lleno de paz y tranquilidad. Así fue como me desperté, con esa sensación de plenitud que hasta la fecha, contadas veces experimenté y se que tal vez les parezca una locura, pero sentí su perfume en mi almohada, el cual no dudé en inhalar por completo.
Ese momento, en el cual abrí mis ojos hinchados a los fisura style, con la mirada perdida en el placard, mientras concentraba casi todas mis energías en aquel vaso de agua que intentaba tomar sin volcarlo sobre mi persona, ahí mismo me di cuenta que no, no fue un carajo, ¡YA FUE LAS PELOTAS SEÑORES! así d1 se los digo. Mis sueños tienen un razón de ser y jamás soñé algo que se asemeje a esto. Dicho esto, algún plan trazaré en mi retorcida cabeza porque me niego a dejar esto en un sueño, ah no, este solo es el comienzo. Que la fuerza me acompañe en lo que sea que maquine y si no lo hace, bueno, de alguna manera lo resolveré.
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